Chile. Mejorar la calidad de los contenidos y evitar el excesivo centralismo constituyen desafíos mayores.
La televisión digital reemplazará a la
analógica en un período de tres años. Esta implica tener una mejor
calidad de señal y un mayor número de canales de recepción abierta. En
la práctica, todos los hogares del país tienen al menos un televisor, el
66,5% lo usa para ver exclusivamente televisión abierta, cifra que sube
a 91,3% en los de menores ingresos. Mejorar la calidad de los
contenidos y evitar el excesivo centralismo constituyen desafíos
mayores.
En la nueva ley se estableció como correcto funcionamiento a supervisar por el Consejo Nacional de Televisión: el permanente respeto a través de la programación de la democracia, la paz, el pluralismo, el desarrollo regional, el medio ambiente, las familias, la formación intelectual y espiritual de la niñez y la juventud, entre otros. Se incluyen transmisiones para personas con necesidades físicas especiales, campañas de utilidad pública y el propender a una mayor difusión de la programación de carácter educativo y cultural, subiendo de una a cuatro horas semanales.
Estos objetivos tienen que cumplirse. No hemos aún salido del asombro de los límites a los que se puede llegar con este importante y peligroso medio de comunicación. En China se hacía un docurreality con las personas que serían ejecutadas bajo pena de muerte. Este tenía un alto grado de seguimiento y fue denunciado, entre otros, por la BBC de Londres, suspendiéndose su transmisión.
En el afán de obtener mayor impacto de la publicidad, no solamente de elementos de consumo, sino que de determinados proyectos, la televisión se utiliza para mal y tiende a achatar los valores y la capacidad de conciencia y discriminación de las personas. Por ende, en estas materias habrá que no sólo garantizar el pluralismo, el alto nivel de los integrantes del Consejo Nacional de Televisión y de los organismos fiscalizadores, sino también el que lo realicen los propios ciudadanos.
En la nueva ley se estableció como correcto funcionamiento a supervisar por el Consejo Nacional de Televisión: el permanente respeto a través de la programación de la democracia, la paz, el pluralismo, el desarrollo regional, el medio ambiente, las familias, la formación intelectual y espiritual de la niñez y la juventud, entre otros. Se incluyen transmisiones para personas con necesidades físicas especiales, campañas de utilidad pública y el propender a una mayor difusión de la programación de carácter educativo y cultural, subiendo de una a cuatro horas semanales.
Estos objetivos tienen que cumplirse. No hemos aún salido del asombro de los límites a los que se puede llegar con este importante y peligroso medio de comunicación. En China se hacía un docurreality con las personas que serían ejecutadas bajo pena de muerte. Este tenía un alto grado de seguimiento y fue denunciado, entre otros, por la BBC de Londres, suspendiéndose su transmisión.
En el afán de obtener mayor impacto de la publicidad, no solamente de elementos de consumo, sino que de determinados proyectos, la televisión se utiliza para mal y tiende a achatar los valores y la capacidad de conciencia y discriminación de las personas. Por ende, en estas materias habrá que no sólo garantizar el pluralismo, el alto nivel de los integrantes del Consejo Nacional de Televisión y de los organismos fiscalizadores, sino también el que lo realicen los propios ciudadanos.
Fuente: Estrategia
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