En la nueva ley se estableció como correcto funcionamiento a supervisar por el Consejo Nacional de Televisión: el permanente respeto a través de la programación de la democracia, la paz, el pluralismo, el desarrollo regional, el medio ambiente, las familias, la formación intelectual y espiritual de la niñez y la juventud, entre otros. Se incluyen transmisiones para personas con necesidades físicas especiales, campañas de utilidad pública y el propender a una mayor difusión de la programación de carácter educativo y cultural, subiendo de una a cuatro horas semanales.
Estos objetivos tienen que cumplirse. No hemos aún salido del asombro de los límites a los que se puede llegar con este importante y peligroso medio de comunicación. En China se hacía un docurreality con las personas que serían ejecutadas bajo pena de muerte. Este tenía un alto grado de seguimiento y fue denunciado, entre otros, por la BBC de Londres, suspendiéndose su transmisión.
En el afán de obtener mayor impacto de la publicidad, no solamente de elementos de consumo, sino que de determinados proyectos, la televisión se utiliza para mal y tiende a achatar los valores y la capacidad de conciencia y discriminación de las personas. Por ende, en estas materias habrá que no sólo garantizar el pluralismo, el alto nivel de los integrantes del Consejo Nacional de Televisión y de los organismos fiscalizadores, sino también el que lo realicen los propios ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario